Horacio Campana y los 50 años de vida del Círculo de Ajedrez de Escobar.

 En un dialogo mano a mano con el reconocido vecino de nuestra ciudad, Horacio Campana, quien fue fundador, jugador y dirigente del Círculo local, que este mes está cumpliendo sus Bodas de Oro, compartimos esta jugosa charla.

 

¿Cómo llegaste a amar esta disciplina?

Cuando yo tenía 12 años entro en el colegio secundario General Belgrano y me toca de compañero de banco un muchacho de Benavidez, que se llama Francisco Olivera. El me enseño a jugar. Yo tenía pasión por el ajedrez, tal es así que cuando tenía 6/7años en mi casa, mi madre tenía unas revista que se llamaban Mundo Infantil y salían unos artículos que firmaba un señor como Martin de la Torre, haciendo alusión a la torre del ajedrez, y salían pequeñas partidas, pero yo no entendía las claves, tampoco entendía como se jugaba, los movimientos. Te imaginas que te estoy hablando del año’50 / 52, acá en Escobar no había nada, y si  había mis padres lo desconocían, era otro mundo, entonces  con mi hermano y con pedazos de corcho y escarbadientes hacíamos piecitas y le poníamos nombres y hacíamos un tablero. Cuando a los 12 o 13 aprendo a jugar, me enseñan el movimiento de las piezas, descubro las claves para pasar las partidas de ese famoso mundo infantil que te hacía referencia, se me abrió un mundo impresionante. De ahí, a comenzar a comprarme un libro, a comprarme un tablero de ajedrez, me acuerdo que mi primer juego lo fui a comprar a Villa Ballester, en una librería que había cerca de la estación. Me tomé el tren en Escobar, mi madre con mil recaudos, yo tenía 14 o 15 años, era otro mundo te imaginas, hoy un chico a los 14 años hace lo que se le da la gana. Me compré un juego, un libro y ahí empezó mi pasión por el ajedrez. En el año ‘62, tenía un vecino que era Enrique Deppe, y jugábamos porque el también sabia jugar, de ahí nace nuestra gran rivalidad, de esos años y empezamos a ver si organizábamos algún torneo. Yo ya me había cambiado al colegio San Vicente y ahí se había formado un Ateneo y entre otros deportes estaba el ajedrez. Se organizó el primer torneo que jugó Oscar Teliz, Rubén Alberoni, Carlitos Morandi, todos hoy son veteranos al igual que yo.

¿Quién era el maestro en esa época?

Nadie, era todo autodidacta. En el año ‘62 Saúl Olivera, pionero del periodismo escobarense funda un diario que se llamaba La Ciudad y dona una copa, que es la que hoy en día está en juego, que es la Copa La Ciudad, para que se disputara el primer torneo. Todavía no existía el círculo, el torneo se llamaba Copa La Ciudad. Se juega el torneo y lo gana Nolberto de la Fuente, un profesor de matemática del Instituto General Belgrano que era de Campana. Los que habíamos llegado a la final de ese torneo éramos Nolberto, Enrique Deppe, un señor de apellido Weinser del club Sportivo, Armando Blois que era del Club Independiente, Juan Bruricardi de Sportivo y el capitán Elberto Díaz también de Sportivo y yo. Éramos 6 o 7 los que llegamos a la final. De ahí surge un tremendo empuje, porque en el año ‘63, después que habíamos hecho ese torneo y la copa, se decide formar el circulo y nos reunimos en los altos del cine Rex, en ese entonces todavía no estaba la radio de Mario Stigliani y en uno de los lugares donde después estuvo la radio , ahí se formó el circulo, el 4 de agosto de 1963. La copa que el primer año había ganado De la Fuente pasó a ser el trofeo la ciudad pero ya del Círculo de Ajedrez de Escobar y el primer campeón  en el año 63 fue Enrique Deppe.

Antes de la creación del círculo, ¿Dónde se reunían habitualmente?

Al principio, las primeras reuniones, los primeros torneos eran en el colegio de curas, en el Ateneo, que aun esta. Ya se había armado el colegio secundario, nosotros somos primera promoción junto con Alfredo Urriza, Cacho Luraschi, Jorge Hokama, Bocha Pascual y Guillermo Álvarez. En ese Ateneo que es un edificio ovalado, pintado de amarillo con las paredes medias rojas una cosa así, ahí jugábamos y se hacían los primeros torneos, después el Club Independiente nos invita un día para hacer otro torneo y se hace allí, otro que organizó fue la biblioteca José C Paz, que estaba en los altos de Boca del Tigre, ahí también se jugó un torneo por equipos donde ente otros tuve la suerte de jugar y compartir con el escribano Ballester, que en ese entonces era palabra mayor del ajedrez escobarense, con Silvio González, el papa de Silvio don Antonio González, hermano de don Silvio y Juan Amor. Ese torneo lo jugó Boca del Tigre, y quienes acabo de nombrar eran sus representantes, Sportivo que jugaba don José Rodríguez, Juan Brunicardi, el señor Weinser, Elberto Díaz. Para Independiente jugaban Armando Blois, José Luis Garcia, TaKashi Gashu, también estaban los amigos de la calle Rivadavia, que éramos nosotros los más jovencitos, Deppe, José Luis Aldorizio, Horacio Teliz, y yo. Lo ganamos nosotros ese torneo y nos ganamos el primer reloj de ajedrez que tuvo el círculo, que todavía está ahí, esta para el museo, es una reliquia chiquitita, que se había comprado en Buenos Aires en la calle Sarmiento en una casa que se llamaba Sansi, que vendía elementos para los deportistas.

     Primer reloj del Círculo de Ajedrez.

Una vez que nace el círculo, ¿cuáles fueron los primeros objetivos?

En el círculo había dos cosas que no se podían hacer, una era jugar a las cartas, porque por lo general la mayoría de los clubes junto con el ajedrez, también practican el bridge o el póker, en el círculo eso se dijo que estaba prohibido, el circulo tenía que ser y vivir del, para y por el ajedrez. Otra cosa que no se permitía  y creo que hasta el día de hoy tampoco se permite es hablar de política, el círculo es apolítico.

La primera comisión  fundadora aquel 4 de agosto de 1963, estaba integrada por Elberto Diaz, Marcial Favret, León Ainsten, Dr. Humberto Miranda, Nolberto de la Fuente, Jorge Cavallari, Miguel Grynstysz, Enrique Deppe y Horacio Campana. Un párrafo aparte merece mencionar que ese día por un atraso en la llegada del tren a Escobar, Don Sergio Argota quien trabajaba en el Ferrocarril no pudo asistir a la reunión de fundación del círculo, por este motivo como reconocimiento a su labor y participación la entidad lo nombra primer socio vitalicio.

Luego de la fundación. ¿ Cómo comienza a funcionar el círculo, cuáles fueron los primeros lugares de encuentro, los planes a desarrollar ?

Hasta no hace mucho, hablando con el profesor Cavagna, creo que si no éramos el único, estábamos muy cerquita porque Club Argentino alquila, estamos hablando de la entidad máxima, Jaque Mate alquila, Torre Blanca alquila, Círculo de Ajedrez de Villa Ballester creo que alquila. Ahora por ahí alguno ha comprado una propiedad o ha hecho un edificio, pero nosotros somos propietarios y tenemos personería jurídica de nuestra sede. Con respecto a los planes el más importante era jugar torneos, nosotros queríamos jugar y no teníamos donde, entonces uno de los primeros lugares donde fuimos a parar, fue a los altos del Club Independiente, después fuimos a la biblioteca del Club Sportivo, me acuerdo que todavía en esos años estaba el banco provincia en los altos del Club Sportivo, después fuimos al bar Rivadavia, nos habían cedido un lugar en el entrepiso del bar, también estuvimos en el bar América, por tantos lugares. Hasta que en el año 1973 o ‘74, mi padre que era presidente de la Sociedad Cosmopolita, nos hace una propuesta sobre un terreno baldio que esta entidad tenia sin utilizar, “miren si ustedes edifican acá, hacen una habitación, yo les hago un alquiler gratis por 10 años. Al cabo de esos 10 años o pagan el alquiler o se van”. Se firmó el contrato y lo hicimos.  Al cabo de los 10 años, tuvimos que empezar a pagar un alquiler, esto fue en año ‘85 algo así. En ese entonces asume a la presidencia Mario Leonardi y como buen gringo dijo: “hay que tener la casa propia” y que hizo, puso en movimiento a todo el círculo y compró la esquina donde hoy está el círculo. Por lo menos ya teníamos la tierra, hubo que hacer mucho sacrificio para poder pagar esa esquina, donde estaba la vieja Tahona. Me acuerdo la cantidad de pozos negros que tuvimos que tapar porque era un lugar que estaba casi virgen. Había un edificio viejo, que era una panadería. En el año ‘87 asumimos nosotros y dijimos: “bueno ahora que tenemos la tierra vamos a empezar la casa propia”.

¿Cuánto llevo hacer la casa propia?

Nos mudamos al círculo, a nuestra propia sede, el 1 de mayo del ‘89 y se empezaron los trabajos en el ‘86. Nos costó muchísimo, porque no te olvides que eran los años de la hiperinflación de Alfonsín y era muy complicado, muy difícil, porque las cosas aumentaban a cada ratito qracias a Dios nos ayudó  muchísimo la intendencia, el comercio, la industria de Escobar, los socios, nosotros mismos, que hacíamos todos los miércoles un asado y después todos tenían que poner, cada cual lo que podía en una alcancía. Con eso al día siguiente salíamos inmediatamente para correr a la inflación a comprar. Y bueno, un día cuando nos quisimos acordar, se había hecho la losa, como no teníamos para hacer los planos, no teníamos los cálculos de hormigón tampoco, entonces dijimos y ahora que hacemos. A mí se me ocurrió una idea, miren yo tengo los planos de mi negocio, y si vos miras los planos de mi negocio y los del círculo vas a ver que son iguales, fíjate las columnas, las vigas, el frente. El cálculo de hormigón estaba ahí, entonces los cementistas no tuvieron que mirar más que el cálculo con el que se había hecho esta obra y copiarlo a la otra.

¿En algún momento pensaron que era algo utópico, que no lo iban a llegar a construir?

Una cosa trajo la otra. Cuando Mario compra la esquina, quedó el desafío. Mario a los 2 años deja la presidencia, termina su ciclo, entonces asume otro muchacho que fue la parte triste del círculo, pero no vale la pena recordarla y la asamblea me elije a mí. Éramos 8 en la asamblea y yo dije chicos si ustedes nos dan una mano, éramos como 25 entre los miembros de comisión y todos los socios, acá Mario puso en marcha esto, nosotros tenemos que hacer el local, la sede, no importa lo que cueste, hagamos un pedazo, una parte. Fue una cuestión de entusiasmo, de meterle el hombro y empujar. Cuando estuvimos llegando al final, realmente se había puesto muy difícil porque la inflación se había acelerado de una manera tremenda, ya te estoy hablando del año ‘89, cuando hablamos de hiperinflación. Ya no teníamos plata y entonces dijimos vamos a hacer lo que habíamos evitado hasta el ultimo día, e hicimos socios vitalicios a 15 o 20 personas, los cuales fuimos vitalicios de mentirita porque tuvimos que hacer un aporte bastante importante pero después seguíamos pagando la cuota social.

¿Como dirigente, te toco un desafío importante ?

Si, fue difícil, pero yo te digo que cualquier institución, cuando vos tenes gente como la que yo tuve a mi lado, que realmente pusieron el hombro, y pusieron plata, gente abierta, que hacía falta ponele $2000 para comprar 2 camiones de arena y todo el mundo llegaba los miércoles el día del asado y yo decía chicos hace falta comprar esto, que hacemos y enseguida saltaban y decían cuanto hay que poner, uno ponía 300, otro 200. Era toda gente que podía poner, pero a veces hay gente que tiene y no pone o al revés gente que no puede e igualmente pone. Yo me encontré con esa tipo de gente, y con esa gente como no vas a hacer una obra. Además, tampoco fue una cosa grandiosa, fue una cosa muy sencilla, un local que no lo terminamos, hicimos la estructura, hicimos la parte de adelante nada más y el resto quedó para la comisión que siguió, que en el año ‘91 asumió Carlitos Azzi y ellos hicieron la parte de atrás, lo que hoy es el salón de juego, lo hizo esa comisión que siguió. Era como que las comisiones iban continuando porque era el desafío. Si Mario te deja el lote, cuando asumimos nosotros tenemos que hacer algo, por lo menos la estructura, cuando llega Carlitos dice:” mira estos chicos hicieron esta parte, bueno nosotros no nos podemos quedar a administrar lo que ellos hicieron, vamos a ver qué podemos hacer” y entonces levantaron la otra pared y así fue continuamente hasta el día de hoy.

¿Cuántos años estuviste como dirigente en el círculo?

Creo que fui presidente 3 0 4 veces

¿Qué te dejó como experiencia al ser dirigente de una entidad como el círculo?

Yo aprendí que con mucha voluntad y esfuerzo, poniéndole todas las ganas, en la vida todo se puede hacer. El asunto es que haya unión, fuerza y voluntad, no hay cosa imposible en la vida. Yo a veces veo gente que baja los brazos ante el más mínimo obstáculo, no para, si hay un obstáculo, tenes que superarlo y buscar que el que sigue sea más difícil del que superaste y lo logras, yo te lo puedo asegurar, eso es lo que yo aprendí, no le tengo miedo a ningún emprendimiento, salvo como una vez dijo un señor  de acá de la Argentina, que si te regalan el Sheraton pero tenes que hacerte cargo de los gastos, no lo agarres porque te supera. O sea cada uno está preparado para llegar a cierta meta, si mañana a mi me dicen Horacio te regalamos la Ford Motor de Pacheco, pero hacete cargo de la empresa, yo digo que no, no estoy capacitado para manejar eso.

Como jugador, ¿qué te ha dejado el ajedrez?

Es un deporte muy noble, como todos los deportes, todos son nobles, el que a veces desvirtúa o desnoblece el deporte es el deportista. A mí me enseño a respetar al adversario, a no subestimar, porque alguna vez en mi vida he subestimado y así han sido las palizas que me comí. El ajedrez aunque parezca mentira es una escuela para el espíritu, para la moral, la ética. Es un deporte tan lindo, una vez leí en un libro que el ajedrez es tres cosas en una, es deporte, ciencia y arte. Es deporte porque se compite, es ciencia porque se estudia y es arte porque hay partidas que tienen una belleza tan extraordinaria de cómo se combinan las piezas que se transforman en obras de arte. Fíjate que conglomerado de cosas que toma el ajedrez, que de pronto otros deportes no llegan a eso o son deportes nada más. Además, sabes que otra cosa linda tiene el ajedrez, que es aficionado, salvo en los grandes niveles que se cobra, pero en la generalidad no se cobra. Es más te diría que en el ajedrez mismo argentino ha habido grandes talentos que no pudieron progresar por la falta de dinero, porque no está profesionalizado.  Yo tengo un nieto que tiene 2 años y pico, si pudiera meterlo en el mundo del ajedrez, te lo puedo asegurar que lo haría a ojos cerrados porque sé que es un mundo maravilloso. Si te llega a agarrar a un hijo tuyo o nieto el virus del ajedrez no te curas más.

Horacio recibe la copa Ciudad de manos de su mama .

¿Te quedó algo pendiente por aprender en cuanto al juego?

Sí, casi todo te diría, porque el ajedrez es como la música, es interminable. Mira el ajedrez como disciplina estrictamente de estudio, como disciplina deportiva, hay que estudiar mucho para competir en los altos niveles y no terminas nunca porque como es algo tan complejo. Así como también es simple, pero en esa simpleza esta la complejidad o si vos queres al revés. El solo hecho de estudiar una variante de una determinada posición y que una pieza tenga un movimiento, apenas varía esa posición, eso se transforma ya en miles y miles de nuevas posiciones. Con lo cual llegas a la conclusión de que es imposible estudiarlo a fondo, no hay manera. Lo que sí se puede estudiar y a fondo es la técnica del juego, conocer todos los detalles que tienen las piezas, pero de ahí a poder desentrañar el secreto que tiene el juego, es imposible.

¿Cuántas horas has estudiado para prepararte para alguna partida o torneo?

La década que mejor me fue deportivamente, fue la década del ‘80, yo llegue a jugar el torneo de Villa Ballester por ejemplo, donde me dieron el primer premio a la mejor partida, que salió publicada en la revista ajedrez de aquellos años, le gane a un maestro internacional, que ahora está jugando en España. Estudiaba un promedio de 5 horas, 6 horas todos los días, incluido los domingos. Realmente ahí te das cuenta que progresas y poco, porque éramos 106 jugadores en ese torneo y yo salí  séptimo y estuve a punto de haber salido segundo, en la última partida los nervios de saber lo que me estaba jugando me llevaron a cometer una imprudencia, cometí un error y eso me hizo perder la partida, pero si no hubiera salido segundo detrás Raimundo García que era maestro internacional. O sea que llegue bastante alto, no puede lamentablemente llegar a tener una norma de maestro, hasta ahí me hubiera gustado llegar, pero no se pudo. Llegue a tener 5 partidas contra maestros, de las 7 que se necesitan, me faltaron 2.  Parece fácil, pero a nivel deportivo no lo es porque la competencia es monstruosa, es muy difícil

¿Quien ha sido tu ídolo, referente o modelo dentro del ajedrez?

Antes de contestarte eso debo decirte porque deje de jugar. Deje de jugar por 2 razones físicas, la primera, porque después de 4 o 5 horas de juego llegó una edad en mi vida, allá por el año 2002,  en que al día siguiente me levantaba con tremendos dolores de cabeza, cosa que nunca me había pasado, después supe que era porque la vista se me cansaba tanto que me producía dolor de cabeza. La otra fue que los años me fueron pesando y empecé a tener un poco de artrosis lumbar y estar sentado mucho tiempo era un problema. Alguna vez me dijeron en el círculo, bueno pero vení y juga parado, pero me parecía un acto de soberbia, si mi adversario no me conocía que le jugara parado, era como si le estuviera dando una simultanea, me parecía de muy mal gusto y entonces dije  mejor no juego más. Yo a veces en mi casa, en la actualidad, cuando no tengo otra cosa que hacer, agarro el tablero y me pongo a pasar partidas, y a quien paso a Miguel (Mikaihl) Tahl, que no era Ruso como muchos creen,  era de Letonia, nació en Riga, la capital de Letonia. Para mí fue lo más grandes que hubo como ajedrecista táctico porque como ajedrecista técnico el más grande fue Capablanca y Kasparov. Después como tácticos, fueron  Alekhine  y Kasparov, pero el genio de los tácticos era Miguel Tahl, era capaz de sacrificarte 2 o 3 piezas y ganarte. De hecho a Miguel Botvinik, cuando le juega el campeonato del mundo en el año ‘59, le ganó el campeonato mundial por 4 puntos, lo hizo polvo, le sacrificaba piezas, lo hacía venir loco, ese para mí fue mi ídolo. Lástima que murió tan joven.

        Horacio junto a Kasparov en Buenos Aires.

¿Cómo estás viendo el crecimiento y el nivel del ajedrez, tanto a nivel nacional, como local?

A nivel nacional creo que sigue pasando lo que paso cuando yo estaba activo, la falta de apoyo a un deporte que no da votos, entonces la Federación Argentina hace lo que puede. Se mandan a las olimpiadas a los jugadores, ha habido años, no hace mucho, en que faltaban 2 o 3 días para que el equipo viajara y no estaba la plata de los pasajes. Imagínate que es muy difícil ser jugador de ajedrez ya de por sí, si a eso le agregas que queres ir a la alta competencia, tenes que dedicarle mucho más tiempo al estudio, no hay dinero como para que digan, bueno este muchacho tiene mucho talento le vamos a pagar una beca, como se hace creo que con el atletismo se ha logrado algo pero en el ajedrez todavía no. Acá a nivel local te diría que estamos mucho mejor que antes, desde el punto de vista deportivo porque Escobar ahora tiene un maestro y eso ya es muy importante porque cuando vos tenes un maestro, tenes la ventaja de que cuando el compita en los torneos internos de la institución, le da un porcentaje de su elo, ganando o perdiendo a los que compiten con él, entonces es como que va derramando un poco de su saber y va haciendo crecer el nivel del jugador escobarence. Pasa también que los chicos que vienen atrás de él, quieren ser como él, el famoso ejemplo no. Además, el círculo hoy les da un gran apoyo a los chicos, cosa que no pasaba en nuestros tiempos, y los llevan a competir, va todo pago, se pagan los transportes, los viáticos, que es importante para que nuestros chicos compitan, que ahí está el secreto, en el semillero, como en todas las cosas. En nuestros tiempos eso no pasaba, porque no había medios de transporte, porque era otro mundo. En algunas cosas ha cambiado para bien, en otras no tanto y en otras decididamente para mal. Pero en este aspecto que estamos hablando cambió para bien.

¿Crees que el avance tecnológico pueda ayudar para estudiar partidas?

Justo le haces esa pregunta al que no se la tenes que hacer, porque yo soy medio enemigo de esas cosas. Que simplifica desde ya, ni hablar, porque yo por ejemplo el tiempo que estudiaba en casa, aun tengo a los libros, debe haber 130 o 140 libros de ajedrez, entonces decía me toca jugar contra fulano, juega a la defensa francesa, tenía que ir a la biblioteca, buscar defensa francesa,  buscar pagina por pagina, partidas, variantes, modelos. Hoy no, la maquina le pegaste dos teclasos y te puso todo ahí. Por ese lado es fabuloso, lo que no me gusta mucho de la maquina es que al chico es como que lo va guiando de tal manera que lo encasilla, que queda como un caballo de calesita, queda siempre guiándose por lo que dice la maquina. No crea talento la maquina, te automatiza, es como un empleado de una oficina, antes tenía que mirar papeles, buscar los errores, hoy teclea y la maquina hace todo, pero ojo que la maquina la carga el ser humano. Si el ser humano se equivocó, la maquina también te está tirando información equivocada y en el ajedrez eso es muy grave, porque por ahí te está tirando una variante que fue mal tecleada y te está tirando variantes falsas. Hay que tener cierto cuidado. El mundo viene así ya, incluso estamos hablando de grandes maestros, ya el libro de ajedrez paso a la historia, no existe más, hoy es todo computadora

¿Qué le sugerirías a un joven que se está iniciando en este deporte?

Que juegue, que no se arrepienta y que se olvide del resultado. Lo que yo propongo es muy difícil, porque todo el mundo que compite, compite para ganar. En ajedrez, no sé en otras disciplinas, cuando vos ganas crees que sos un genio y cuando perdes sos una porquería que no sirve para nada,  más cuadrado que una caja de fósforos y no es así. Tienen que tratar de olvidarse de eso, cuando perdes anda a tu casa, trágate el sapo, agarra la partida, repásala y fíjate donde te equivocaste y corregí. Eso es lo que yo aprendí a hacer y se lo transmito a los chicos de hoy en día, porque veo que hoy hay mucho exitismo y a veces el exitismo es mal consejero, porque de pronto ganaste 5 partidas seguidas o ganaste un torneo y te crees Gardel y te das cuenta que siempre hay uno que juega más que vos, que estudia más que vos, entonces después el porrazo que te pegas cuando te agarra ese y te pasa el trapo es más duro, es más triste. Conozco casos de chicos, del círculo actual, que iban con un embale para adelante y muy buenos jugadores, y un buen  día hicieron un mal torneo y abandonaron, se frustraron. Porque a lo mejor no hubo alguien que les diga miren chicos que a este juego también se pierde, hay que saber perder, perdió Capablanca, Alekhine,  Tahl y Petrosian, como no van a perder ustedes. Hay que mentalizarlos en ese aspecto a los chicos, pero también influye la personalidad de cada uno, hay algunos que nos les gusta perder ni a la bolita.

Caminando por Escobar, recorriendo por los distintos lugares donde pasaste y pasó el circulo, y nos paramos en la calle Los Lazaristas e Yrigoyen, ¿que se te viene a la cabeza?

 Cada vez que paso por esa esquina, no me pasa más de lo que te voy a decir. Me acuerdo de Enrique Deppe, porque el lucho tanto por el círculo. Vos sabes que Enrique nunca fue un hombre de dinero, fue un bohemio, lo poco que ganaba con su revista lo hacía para vivir al día. Sin embargo, el mucho dinero no podía poner pero puso tanto trabajo, tanto esfuerzo, fue a ver a tanta gente, fastidio a tantos mangueando, intendentes, concejales, empresarios. El siempre llegaba los miércoles a los asados con alguna manga tirada y hecha efectiva. Mira fulano va a dar esto, mengano va a dar aquello. Siempre me acuerdo de él, como persona un gran amigo, ahora como ajedrecista un adversario terrible.

¿Pensaste alguna vez hoy ver las Bodas de Oro, estos 50 años, de un círculo con casa propia?

Me parecía tan lejos, lejísimo. Hace 4 o 5 años, faltaban 4 o 5 años para llegar a los 50 y yo decía carai, ya estamos llegando a los 50, todavía me parecía que era imposible y resulta que ahora estamos a días de que cumpla 50 años. En ese sentido me parece que es increíble lo que ha pasado no, pero pasó.

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